En el libro no se recogen demasiados detalles de su labor científica, que supongo se encuentran en su otro libro divulgativo La Doble Helice, ni tampoco demasiados detalles sobre su vida o pensamiento.
Aunque sobre esto último, son especialmente interesantes sus recomendaciones sobre el desarrollo profesional de un científico, que se recogen al final de cada capítulo. Extremadamente oportunas.
Todo en conjunto, hacen pensar que por exitosos que fueran los resultados científicos de James D. Watson, sus voraces éxitos sociales fueron mucho mayores. Incluso en la descripción del proceso descubrimiento del ADN, la labor científica aparece borrosa y parece que la oportunidad y el trabajo de despacho ayudaron bastante para que James D. Watson apareciese en la foto.
Esto, sumado al papel que reserva a la mujer en su relato, deja un sabor bastante desagradable sobre el personaje. No es de extrañar que durante el capítulo en el que describe el proceso de escritura de La Doble Hélice, y la fuerte oposición que despertó entre el resto de protagonistas de la investigación, estos últimos despierten más simpatía que el mismo autor. En fin, curioso.
Al margen, me resulta interesante cómo los gobiernos de las diferentes administraciones norteamericanas crearon comités de científicos que adquirieron relevancia e influencia en la sociedad y la política de aquella época. Si bien tenían claramente un perfil político, su base científica resulta incuestionable, de ahí que los resultados para la educación, la cultura, la economía e incluso la política fuesen enormes.
En definitiva, menudo pájaro.
Recomendable.
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