Conocí la faceta literaria de Edward Bunker durante una de esas cenas de navidad, que por casualidades de la vida, casi acaban conmigo. Y lo tomé como una revelación; la alternativa me conducía sin remedio al abandono de las bebidas espirituosas, por lo que me agarré a la Navaja de Ocam para salvar mis tendencias suicidas.
Comencé a charlar sobre literatura con un compañero y esta fue su primera referencia. Recomendación apuntalada con la participación del autor en Reservoir Dog o por el hecho de que el mismisimo Steve Buscemi hubiese dirigido la versión cinematrográfica del libro.
Así que tras arduas gestiones, requeridas por la práctica desaparición del texto en librería, finalmente conseguí una copia, que me leí de un tirón durante un vuelo Londres - Los Angeles.
El texto es atractivo y se lee con facilidad. Sin duda refleja todo un mundo que por lo general nos resulta ajeno. No obstante, será por la edad con la que me ha pillado, resulta una pieza menor comparado con la Generación Beat, el padre de todos ellos, John Fante o incluso comparado con Menos que Cero, de Bret Easton Ellis. Todos ellos, si bien resultan de lectura por lo general sencilla, los personajes cuentan con detalles más profundos, con más alma, despertando sensaciones más intensas.
Sin duda, ahondar hasta tal extremo en personajes que precisamente no cuentan con esa profundidad requiere cierto juicio del narrador y posiblemente tal omisión pueda ser intencionada. Por otra parte, teniendo en cuenta que la realidad supera a la ficción y la imagen que de la violencia presenta Asesinos Natos, la imagen proyectada resulta devaluada.
En cualquier caso, muy interesante.
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