Homeopatía económica.
TL;DR
"Por tu Dios, véndemelo"
-- Manolo Kabezabolo
Comienzo con la lectura buscando algún marco económico sólido con el que analizar los retos a los que, sin duda, como sociedad nos enfrentamos.
En vano: la autora, ya en el capítulo de introducción hace un esfuerzo desmesurado para
TL;DR
"Por tu Dios, véndemelo"
-- Manolo Kabezabolo
Comienzo con la lectura buscando algún marco económico sólido con el que analizar los retos a los que, sin duda, como sociedad nos enfrentamos.
En vano: la autora, ya en el capítulo de introducción hace un esfuerzo desmesurado para
- Asociar los retos no vencidos de la economía actual con la forma en la que esta se enseña, hasta el punto de centrar su enfoque en la forma diagramática que presentan manuales clásicos de economía. Según denuncia, uno de los más populares, escrito por Paul Samuelson, tiene ¡256 diagramas!
- Establecer, después de una nebulosa de referencias, que no existe la economía correcta, y llama a reformular conceptualmente para combatir la economía tradicional. Post modernismo económico, que bajo mi punto de vista, yerra al aplicar a una disciplina aplicada, lo que sin duda puede ser valido en materias menos terrenales.
- Abrazar el idioma como herramienta económica / política…. ¿Por qué sonará esto tan a 1984?
Desconcertante. Por cierto, en todo este batiburrillo postmodernista aparece George Lakoff, así que tendré que leer algo para poder entender como se aplica a la economía y la política.
¿A caso no deberían los mismos diagramas o marcos conceptuales validar la necesidad de una nueva económica? ¿A caso puede un marco idiomático ocular los beneficios/las imperfecciones de un modelo económico el que sea? ¿Debemos abrazar la liturgia como modelo económico?
La última parte del capítulo de introducción, la autora relata los siete principios que dan subtitulo a libro y en torno a los cuales girarán los capítulos siguientes. Estos siete principios contienen algunos innegables y acordes a mi parecer con las tendencias no necesitadas de formulaciones conceptuales que enmascaren limitación alguna; por ejemplo, (4) dominar los sistemas, (5) diseño para distribuir o (6) crear para regenerar. Algunos otros parecen acordes con el reformulamiento que la doctrina empieza a incorporar; por ejemplo (1) cambiar el objetivo o (7) ser agnóstico con respecto al crecimiento. Pero lamentablemente otros se encuadran a mi parecer dentro de la moral; (2) ver el panorama general o (3) cultivar la naturaleza humana, que no es que sean malos per se, si no que carecen en muchos casos de mecanismos de determinación o se ubican en otros en el campo del dogma, y claro, requieren sanedrines morales.
A continuación se aborda el primero de los siete principios que han de guiar la nueva economía: cambiar el objetivo. Dicho así parece sensato que el PIB y el objetivo asociado a su crecimiento se replanteen bajo un enfoque holístico. Como ya comentaba, se trata de una idea que lleva tiempo desarrollándose.
En el texto la autora presenta su modelo de economía contemporáneo: éste incorpora un conjunto de elementos que determinan los niveles mínimo, capaz de cubrir un conjunto de necesidades fundamentales, y máximo, determinando el límite del impacto ambiental. Muy interesante. Pero sin entrar en la definición o medida de los diferentes elemento del modelo o como implementar modelos económicos microeconómicos que se encuadren en el intervalo definido, la autora rehuye el formalismo, para adentrase en la liturgia.
Y así, lamentablemente en el texto, la mayoría de componentes destacadas corresponden al plano de la espiritualidad; en algunos momentos la retahíla de conceptos, que incluyen la Pachamama o el Yin y el Yang, parecen encajar más en la sección de horóscopo de una revista para adolescentes, lo que al margen de otras consideraciones, dificultan su aplicación práctica.
Es cierto que la autora propone un re enfoque y advierte de la ausencia de propuestas finalizadas a día de hoy, pero pierde una excelente oportunidad para adentrarse en como establecer metas en estas categorías, implementar propuestas o resolver problemas de free riders. O al menos referencias a experiencias dirigidas a la aplicación práctica de sus ideas.
Afortunadamente, en la última sección del capítulo se abordan algunos elementos racionales como la población, la distribución, las aspiraciones, la tecnología y la gobernanza, pero su mención es testimonial y apenas nos sacude la doble capa de cultura exotérica recubierta cuidadosamente hasta este punto del texto. Ni que decir tiene, que ninguno de ellos se elabora bajo el más mínimo enfoque práctico.
Y con esto nos adentramos en el segundo capítulo, donde se aborda el elemento denominado ver el panorama general. Para mi sorpresa, en este capitulo se presenta un interesante modelo y se hace de manera algo más concisa. En contraposición con los modelos simplistas tradicionales, en este se presenta una jerarquía Tierra, Sociedad, Economía, interconectadas en flujos energía/residuos que representan (supongo) lo que seria las externalidades positivas/negativas de los modelos de bienes públicos estándares. En la más interior de estas capas, la Economía, se introducen interconectados por flujos financieros al estado, las familias, los comunes y el mercado. A continuación se describen superficialmente los distintos elementos del modelo y la importancia de considerarlos en la nueva economía.
Algunos comentarios: la presentación de los agentes económicos se hace de manera bastante neutral, pero de nuevo pierde una oportunidad estupenda de presentarlos en términos susceptibles de algún tipo de análisis. No se si esto responde a desconocimiento, publico objetivo del libro diferente del que yo esperaría o activismo contra la economía tradicional. Posiblemente se trate de esto último, ya que la autora no pierde oportunidad para sacudir al pobre Samuelson, autor del más popular manual académico de economía.
En la explicación/desarrollo de los distintos elementos del modelo, son especialmente interesantes el correspondiente a la familia y los comunes. En el de la familia se centra de manera exclusiva en la contribución de las mujeres en forma de trabajo no remunerado, poniendo de manifiesto las enormes desigualdades que sufren estas, así como el enorme impacto de sus contribuciones. Todo esto, no por conocido, menos conveniente de mencionar. En cuanto a los comunes, los ejemplifica por un lado con experiencias tradicionales que no dejan de parecer anecdóticas y en las nuevas comunidades digitales. En este último caso, por la parte que me toca, claro esta echo en falta más detalles. Y aunque yo mismo, que me he preocupado de recopilar en esta parte todo tipo de referencias, reconozco la ausencia de demasiados resultado, muy hubiese resultado encontrar las correspondientes a Pentland, Barabasi o Kleinberg. De nuevo, la última sección del capitulo incluye un puñado de preguntas interesantes, pero sin atisbo de respuesta o referencias al respecto.
Como detalle curioso, al menos para mi, la autora localiza el origen del mal hallado neoliberalismo en el memorando y agenda neoliberal resultado de la reunion mantenida por insignes economistas entre los que se encontraba Friedrich Hayek, Milton Friedman, Ludwig von Mises y Frank Knight. La Sociedad Mont Pelerin sería la depositaria actual de aquella tradicional. Dicho esto, es de justicia reconocer que la autora destaca también las dudas sobre los modelos utilizados, de los principales economistas, empezando por Adam Smith, John Maynard Keynes y muchos de los que definieron el paradigma económico del siglo XX
En el siguiente capítulo se trata el tercer de los elementos de los que a juicio de la autora deben sostener la nueva economía: cultivar la naturaleza humana. De nuevo, parece razonable enriquecer a la luz de las técnicas más modernas el modelo simplista de individuo económico racional. Pero de nuevo, en vez de mencionar los trabajos de Kahneman o Robert J. Shiller y George Akerlof, de una forma a todas luces innecesaria, ridiculiza por inexacto el modelo y los que lo crearon o, incluso los que lo estudian, llegando a mencionar un estudio en el que se concluye que "la disciplina de la ciencia económica tiende a atraer a personas más egoístas".
Y bien, después de la sección dedicada al adoctrinamiento, por fin entramos en harina. En este sentido, la autora describe como la sociedad moderna ha introducido novedades en el modelo de individuo de la economía tradicional. Y encuentro ahí algunas ideas interesantes; en primer lugar el modelo de valores de Schwartz, siguiendo a las ideas de Paul Ormerod sobre como la concentración de humanos en ciudades y la influencia que ejercen los unos en los otros han de modificar las políticas económicas. Es también interesante como, frente a los efectos nocivos del ser humano identificados por Kanhneman y Tversky (por fin aparecen), el psicólogo evolutivo Gerd Gigentenzer afirma que son los sesgos los que ayudan al ser humano a desenvolverse en entornos de información incompleta. Ante esto me surge una pregunta: ¿el conjunto de sesgos evoluciona con el ser humano? Es decir, ¿hace cien años, mil años, 10.000 años, padecíamos el mismo conjunto de sesgos? Posiblemente no.
Nuevo capítulo, dedicado al diseño necesario para distribuir. La autora repasa una serie de tópicos. Comienza con el acceso a la tierra y construye un discurso bastante clásico, en la línea de la socialización de la propiedad, etc... para acabar diciendo que se trata de un problema complejo en cuya solución han de participar el estado, las empresas y los comunes. Ummmm y sigue hablando de la creación del dinero: resulta complicado leer esta sección, plagada de errores y aproximaciones simplistas que evitan el problema de fondo. Los ejemplos de moneda virtual son estupendos pases de mágica y como evita lo problematico del factor multiplicador del dinero. E insisto, los problemas que se describen, como por ejemplo la separación de banca de inversión y comercial son necesarias, pero !un coefiente de caja del 100%¡ Ah,si y tambien habla de Blockchain.
Algunas ideas: EC de la gente o renta universal, que no deja de ser una bajada de impuestos o productividad derivada marginalmente al incremento de salarios, omitiendo que posiblemente, el resto de la productividad se haya derivado en pensiones, prestaciones sociales o un sector público continuamente creciente.
La parte correspondiente al cooperativismo, me parece escueta y creo que el tema se merece más trabajo, en particular precisamente en temas de distribución de capital y renta.
Resulta pesado volver a repetirlo, pero la estructura coincide. Comienza dedicando toda una sección al acceso a la tierra, con un discurso bastante clásico que no se si aun tiene sentido. Lo cierto es que me surge una duda: ¿como esta afectando la concentración de la población en ciudades a este discurso? Porque lo cierto es que sobre todo en los paises desarrollados, resulta complicado mantener a la población en el campo.
Según avanza el texto, el aburrimiento me invade... También es cierto que menciona muchas veces a Jeremy Rifkin y muchas mas a las impresoras 3D y como van a cambiar el mundo. Desalentador, vacuo.
El libro finaliza con un capítulo donde se aborda un juicio crítico del crecimiento económico y si lo hace con algunas interesantes reflexiones y datos. Yo diría que se trata del informe sobre la economía que la autora presento ante la UNESCO. Si bien el texto parece algo más solido, finaliza según el patrón seguido en todo el libro y el sabor que queda al llegar al final es amargo.
De forma concluyente, a lo largo del libro la autora abordar interesantes aspectos que han de modernizar la ciencia económica, junto con descalificaciones desconcertantes de la economía, profesionales, académicos e incluso estudiantes. Para dificultar incluso más la valoración del texto, la autora rehuye enfoques modernos y científicos que básicamente persiguen sus mismos objetivos, pero desde un punto de vista tratable. Para venir a rematarlo todo, recurrentemente menciona elementos del individuo, la sociedad e incluso ritos étnicos que difícilmente pueden incorporarse en ninguna teoría científica y que caen dentro del campo de la moral, la filosofía o la metafísica.
En fin, una referencia decepcionante por tratar un tema interesante y necesario, incluyendo más dogma y liturgia del que sería necesario para un tema de esta importancia.
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