Después de que me lo recomendaran un par de amigos, finalmente me he decidido a leer el primer volumen de la saga.
Vaya por delante que yo sigo encontrando mucho más imaginativa la ciencia a secas que la denominada ciencia ficción.
Por mucho que lo intento, me cuesta encontrar aspectos verdaderamente sorprendentes, y una sensación decepcionante termina por invadirme.
Este primer volumen mezcla un batiburrillo de temas, sin llegar a profundizar en ninguno de ellos, escatimando detalles técnicos o científicos.
No se hasta que punto influido por la censura china, también soslaya un primer intento de encuadrar históricamente la novela.
A pesar de todo, parece prometedora la forma en la que maneja el espacio de 11 dimensiones y consiguió atraer mi atención a ciertos aspectos científicos que desconocía, como la Esfera de Dyson.
David Foster Wallace construye una maraña de historias, donde los personajes habitan en el interior de cascarones huecos de estereotipos, que apenas dejan entrever su inestable levedad.
Bajo la superficie de convencionalismos cotidianos, existe un mundo mucho más pequeño, de realidad frívola, o simplemente humana, real y que aterroriza cuando uno lo descubre.
Personajes deformados, que desde este universo, se comunican con el mundo que percibimos, en un proceso torpe y de velocidad desacompasada, que desconcierta la razón.
Escenas prolongados en el tiempo, que transcurre acelerados por el eco recurrente de conversaciones mantenidas en la soledad del ser interior.
Peor aun, la realidad tal y como la percibimos parece fruto, producto de esta existencia hueca y esa comunicación resonante mediante vasos comunicantes de una época animal.
Todo nuestro universo de realidad, desmoronandose, en una broma infinita.
Referencia interesante de Tim O'Reilly, uno de los personajes más significativos del mundo de Internet, que se encuentra en una posición única para ofrecer valoraciones acertadas sobre la tecnología actual y su impacto social y económico.
A mi parecer, abusando de la primera persona, el autor destaca su papel de consultor e investigador en el ámbito de las nuevas tecnologías y como esto le ha permitido conocer detalles francamente interesantes que se recogen en el libro.
El libro aborda los principales temas, los más destacados y controvertidos de la tecnología de Internet y la economía colaborativa, aportando una visión ciertamente valiosa. Como no podría ser de otra forma. el texto se limita a unos pocos, escasos aspectos/casos como Uber, la economía de plataforma, la ética en la inteligencia artificial y la necesidad de reformular la naturaleza de las compañías.
Pero la excelente colección de referencias, las interesantes apreciaciones y la redacción que incluye innumerables experiencias personales, hace que uno quiera más y eche en falta un tratamiento más global.
Especialmente interesante la última parte, donde se presenta la necesidad de reformular la naturaleza de la empresa. Aunque los ejemplos y las alternativas son escasas, la revisión crítica aporta luz de lo que podría ser una nueva iteración en este contexto.
Resulta un tanto contradictoria la contraposición de los elogios que Uber/Lyft reciben en la primera parte del libro, con la visión que proyectan bajo la luz crítica de la última parte. No dejaría de ser una anécdota si no fuese porque a mi parecer, refleja la dificultad de encontrar alternativas viables a la economía actual.