viernes, 14 de diciembre de 2018

Infinite Jest

David Foster Wallace construye una maraña de historias, donde los personajes habitan en el interior de cascarones huecos de estereotipos, que apenas dejan entrever su inestable levedad.

Bajo la superficie de convencionalismos cotidianos, existe un mundo mucho más pequeño, de realidad frívola, o simplemente humana, real y que aterroriza cuando uno lo descubre.

Personajes deformados, que desde este universo, se comunican con el mundo que percibimos, en un proceso torpe y de velocidad desacompasada, que desconcierta la razón.

Escenas prolongados en el tiempo, que transcurre acelerados por el eco recurrente de conversaciones mantenidas en la soledad del ser interior.

Peor aun, la realidad tal y como la percibimos parece fruto, producto de esta existencia hueca y esa comunicación resonante mediante vasos comunicantes de una época animal.

Todo nuestro universo de realidad, desmoronandose, en una broma infinita.


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