domingo, 2 de febrero de 2020

El fin de la Alquimia

Excelente referencia sobre la economía y el sistema bancario escrito por el que fué gobernador del Banco de Inglaterra entre los años 2003 y 2013. Lo encuadraría en esa categoría de libros de divulgación de nivel avanzado, que sin llegar a ser técnicos, dan un tratamiento riguroso y contienen un cuidada selección de referencias sobre el tema que tratan.

Aunque tratada en el texto, el libro no es una narrativa de la crisis del 2007-08; se trata de un análisis crítico de los fundamentos de la economía moderna y algunas propuestas para el "logro de un nuevo equilibrio". Esta parte siendo muy interesante, se me antoja tratada superficialmente y con la liberta de opinión que le permite haber dejado atrás su labor de gobernador.

Para el autor, la causa de los males de nuestro sistema bancario, que denomina utilizando el término "alquimia", consiste en la conversión de pasivos a corto de naturaleza líquida (depósitos) en activos sin liquidez y largo plazo (prestamos e inversiones). Esto que ha sido el pilar del modelo de negocio de la banca, resulta absolutamente inoperante en la actualidad debido a cuatro factores: desequilibro económico, incertidumbre radical, el dilema del prisionero y la ausencia de confianza universal entre los agentes.

A lo largo del texto, se contextualizan los citados factores, ilustrando como contribuyen a alimentar las crisis: la reticencia a admitir que el problema es de solvencia y no de liquidez y el tratamiento de los síntomas más inmediatos, tomando medidas a corto plazo, solo perpetúan el desequilibrio subyacente  (paradoja política).

De una manera sosegada, el autor introduce importante críticas a las ideas económicas que han dirigido las decisiones de actuación recientes, llegando a afirmar en algún punto que ignorar deliberadamente información puede ser racional cuando no se sabe como funciona el mundo. Esto, dicho de una ciencia que ha hecho un esfuerzo enorme en los últimos cincuenta años para formalizarse y dotarse de utilería matemática (economía conductual aparte, que añade complejidad sin mejorar nuestra capacidad de predicción).

El autor aporta propuesta que habrán de llevarnos a un nuevo equilibrio. Para la banca apoya el desarrollo de la banca estrecha, que incremente capital social y garantías hasta porcentajes en algunos casos cercanos al 100%, como mecanismo de garantía de depósitos, eliminando alquimia. No obstante, si bien se mencionan algunas limitaciones al modelo que empiezan con los plazos de implantación, la eventual reducción de la oferta monetaria y la dificultades para proveer y valorar activos de calidad, no se analizan soluciones o detalles adicionales, que entiendo que serían de una complejidad técnica considerable. No obstante, se ofrecen numerosas referencias donde se presenta y discute el modelo.

Respecto a los pasos para dar respuesta al nuevo equilibrio, no sorprende que el autor descarte las políticas monetarias (actualmente los tipos son negativos) y fiscales (con un número considerable de países con su deuda por encima del 100% del PIB). Cualquier solución deberá tener en cuenta el denominado "trilema político", que establece que cualquier propuesta deberá asumir la incompatibilidad mutua  entre la democracia, soberanía nacional y la integración económica, haciendo del dilema del prisionero una situación difícilmente evitable. 

Un tanto frustante resulta que las soluciones que se introducen en las últimas 10 páginas del libro, no resultan nada deslumbrantes: desarrollo y gradual implementación de medidas para impulsar la productividad, el fomento del comercio y la restauración de los tipos de cambio flotantes. Nada que no supiéramos, aunque no por ello, puesto en práctica.

Interesante es el apartado donde se analiza la situación vivida en la Unión Europea, que tacha de burocrática y en manos de líderes (los cinco presidentes) sin aval democrático. A la luz de lo ocurrido durante la crisis y con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, resulta ser premonitorio. Las críticas a la política económica impuestas por los países contribuidores netos a los receptores, están respaldadas por la historia del pago de las sanciones económicas a la Alemania de las post guerras (primera y segunda guerras mundiales), que si bien finalmente solo pago un 15% (21000 millones de marcos de 132000 millones), este entendimiento solo se alcanzo después de la segunda guerra mundial, a la que contribuyeron significativamente dichas sanciones.


En fin, un libro excelente, altamente recomendable.











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