sábado, 7 de noviembre de 2020

Una noche muy larga

Después de un largo tiempo un tanto atareado, comienzo a leer a velocidad de crucero, sin duda ayudado de cierta literatura intelectualmente laxante. El caso es que encontré una referencia en prensa sobre este autor israelita, con experiencia acreditada en labores de espionaje, y aun consciente del negocio de las reseña me dije, ¡qué demonios! igual tenemos entre las manos a un nuevo Ian Fleming

Desde el primer moment, el texto resulta imposible de dejar. Los capítulos, de extensión reducida, saltando entre distintos escenarios de la narración a lo largo de las 24 horas de la historia, resultan pegadizos. Sin duda cumplió su cometido.

Por lo demás, el conjunto de tópicos es completo: chutzpah, outsiders, chica honrando la memoria de padre fallecido, contrainteligencia, incorruptible que enamora, malos regulares, que no terminan de pagar, realpolitik y la estupidez infinita del enemigo que convertiría en el mejor servicio de inteligencia del mundo a la mismísima TIA. El remate, un dispositivo móvil que hace muchas cosas.

Entre todo esto, aparece algún detalle interesante sobre la idiosincrasia del servicio secreto israelita, pero la verdad es que la ausencia de una labor algo más completa de documentación transmite la sensación de oportunidad perdida.

En cualquier caso, recomendable, para una lectura sin pretensiones, conveniente de cuando en cuando.

Por cierto, gran parte de la narración transcurre en Paris. En mi último viaje de este año, pase un par de días por allí y no estoy seguro porque entendí lo que no había visto en mis viajes anteriores. 


 

 


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