domingo, 11 de abril de 2021

La Particular Divina: Si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?

Continuo leyendo libros de mecánica cuántica con esta referencia del premio Nobel Leon Lederman. A pesar de lo que pudiera desprenderse del título, fue escrito mucho antes de que se descubriera el bosón de Higgs, cuando aún estaba vivo el proyecto del super acelerador de Texas que iba a ser construido para encontrarlo. 

De hecho, para aquellos que anden buscando un libro divulgativo sobre el Campo de Higgs y el bosón que lo materializa, ya adelanto que busquen otro texto. Tanto es así que únicamente se mencionan estos temas a partir de las última 40 páginas. 

Visto en perspectiva tras la lectura, el libro y sin duda el título parecen responder al típico tandem personaje popular, Lederman recibió el premio Nobel en 1982 y periodista que hacen fortuna juntos. Supongo que tras el descubrimiento del bosón, el libro habrá tenido un renovado éxito editorial casi veinte años después de su publicación. 

No obstante, si bien he leído muchos de este estilo, el libro tiene algunas interesantes características. En primer lugar ha sido escrito por un físico experimental. Anécdota simpática: Leon Lederman fue el alocado y fervoroso joven al que Enrico Fermi le dijo: "Joven, si pudiese recordar los nombres de esas partículas habría sido botánico.

Por si hubiese alguna duda sobre la impronta, el primer capítulo deja caer ya unos cuantos chistes de físicos teóricos vs experimentales. Sin duda el libro pondrá el foco en el adecuado reconocimiento del área experimental de la física y los pasajes simpáticos y los chascarrillos serán una constante.

El texto comienza con un repaso a la historia de la física, sin mucho interés para aquellos que ya tenga cierta experiencia, pero que sin duda será de valor para estudiantes. De esta primera parte destacaría el diálogo ficticio que Lederman tiene con Demócrito en el que se repasan la similitudes de la física del modelo estándar y los principios filosóficos atomistas. Tras esto, una retahíla de secciones poco interesantes, hasta llegar a finales del siglo XIX.

Y lo que parecía un poco de relleno, en realidad se convierte en la tónica del libro, que va recorriendo la historia y avances de la materia de estudio con importante inconsistencia y frivolidad. Las partes escritas por cada uno de ellos si bien no están diferenciadas, resultan bastante evidentes y de hecho, las anécdotas del premio Nobel resultan divertidas, si bien desprende cierta egolatría y donde las pullas más o menos evidentes a otros físicos encuentran sobradamente sitio.

En resumen, el libro contiene un puñado de chistes divertidos (aún me estoy riendo con el chiste de Carlo Rubbia y el orangutan) y cierto interés histórico sobre la física experimental, pero repartidos en casi 600 paginas, hacen  del libro en una referencia exasperante.

Por último, la bibliografía es prácticamente nula e incluye principalmente textos biográficos. 

Así que en mi opinión, bastante decepcionante. 

Acabemos con un tema excelente de jazz contemporáneo.



sábado, 3 de abril de 2021

Las Aventuras de Tom Sawyer

Nueva referencia de la serie "Lecturas para antes de dormir". Como viene siendo habitual, llego a un compromiso con mis hijas en la selección de títulos. En este caso, la elección me correspondió a mí.

Llevo toda la vida con ganas de leer Las Aventuras de Tom Sawyer, sin recordar la razón. Lo cierto es que con esta motivación encubierta compré hace algún tiempo una edición completa que incluye además unas cuantas ilustraciones, que le dan un bonito acabado y que siempre ayuda con los más pequeños.

Según comenta el autor, Mark Twain, el libro recoge noveladas una serie de historias de lo que fue la niñez de la primera mitad del siglo XIX en Hannibal, estado de Missouri, a orillas del rio Mississippi 

La primera parte la componen historias aisladas, con el nexo común de los protagonistas, pero a partir de la mitad del libro, se introduce una historia a lo largo de varios capítulos. Esto hace que el principio sea un poco más complicado de seguir para niños pequeños. 

Si a esto se le suma lo distante del marco cultural, digamos que no es la mejor lectura para audiencias juveniles actuales. En cambio para mí, que ya tengo unos años, el libro resulta delicioso, de una intensidad emocional interesante, que hace resonar los recuerdos de mi propia infancia.

Me atrevería a decir que el libro no es un libro infantil... si acaso para adolescentes, ya que la forma con la que describe emociones y sentimientos juveniles es de una riqueza no del todo asequible. 

Las notas jocosas sobre cómo conseguir pintar una valla sin mover un dedo o los peligros de conseguir un galardón memorístico de la biblia que realmente no mereces, hacen una mezcla perfecta. Totalmente recomendable, para adultos.

De hecho, creo que pronto comenzaré (para mí) con otra de sus obras: Guía para Viajeros Inocentes.